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Participamos del evento GRRIPP: Seminario Género, Cuidados y Medios de Vida en Tiempos de Crisis

Actualizado: 16 feb 2023

Desde la Red Mujer y Hábitat de América Latina y el Caribe participamos de este seminario que tuvo lugar el 8 de febrero en Londres. El evento reunió a 6 proyectos GRRIPP (Gender Responsive Resilience and Intersectionality in Policy and Practice) de tres continentes para discutir "Género, cuidado y medios de subsistencia durante las crisis".


Olga Segovia de SUR Corporación de Estudios Sociales y Educación (Chile) fue una de las panelistas y junto a Cintia Rizzo, integrante de CISCSA Buenos Aires, y Maite Rodriguez Blandón, Coordinadora Regional de la RMyH ALC, viajaron a Londres para participar de las jornadas.


Desde "Ciudades y territorios que cuidan: sistemas locales de cuidado con enfoque de género" uno de los proyectos que GRRIPP apoya y que llevamos adelante desde CISCSA Ciudades Feministas y SUR Corporación de Estudios Sociales y Educación (Chile), compartimos experiencias, miradas y hallazgos situados en los territorios donde se implementan estas iniciativas: Brasil, República Dominicana, India, Zimbabwe, Chile y Argentina.

También fue una oportunidad de encuentro e intercambio entre las organizaciones que conformamos la Red Mujer y Hábitat de América Latina y el Caribe y referentes feministas, académicas, políticas y sociales.


Nos reunimos con Maureen Fordham y Johanna Faure Walfer del centro IRDC para Género y Desastres de la Universidad UCL, Londres, con la cual generamos un convenio de cooperación e intercambio de conocimientos sobre Temáticas de Mujer y Hábitat.


También nos reunimos con Maxine Molyneux, académica e histórica feminista, y se trabajó en un documento conjunto para incorporar la mirada de género en los desastres naturales, destinado a Global Alliance of Disaster Research Institutes (GRADI).


Compartimos nuestra Conceptualización de los -Sistemas de Cuidado- desde la perspectiva de la -RED MUJER Y HÁBITAT DE AMÉRICA LATINA Y CARIBE-


Todas las personas requerimos de cuidados en algún momento de nuestra vida, puesto que son diversas las situaciones que pueden afectar la propia situación de independencia a este nivel, comprometiendo la supervivencia social, económica y afectiva. En este sentido podemos hablar de un derecho a los cuidados, particularmente para la infancia y adolescencia, personas mayores y/ enfermas y dependientes (por discapacidad, por ejemplo), a lo que se suman situaciones que requieren atención pública especial por causas estructurales: la pobreza y marginalidad, la violencia de género, la discriminación, la situación migratoria o de asilo, etnia, ruralidad o diversidad.

Para solventar las necesidades de cuidados en la vida cotidiana, se requiere un enfoque de corresponsabilidad social y de género. Abordaje que involucra la función de los gobiernos nacionales y locales, en coordinación con organizaciones de la sociedad civil y de mujeres, especialmente en relación con la prestación de servicios públicos y acciones de reactivación económica, orientado a promover la inclusión y la igualdad urbana y territorial como principios orientadores de políticas sostenibles basadas en un nuevo modelo de organización social de los cuidados, que reconozca los derechos tanto de quienes reciben como de quienes proveen cuidados.


La implementación de una corresponsabilidad social y de género de los cuidados, liberaría el tiempo que en forma mayoritaria las mujeres dedican al trabajo doméstico y de cuidados no remunerado, contribuiría a la ampliación de su autonomía económica, y a hacer cambios en la división sexual del trabajo, pilar de la desigualdad de género., particularmente en hogares de menores ingresos en los que debido a la sobrecarga de demandas de cuidados, las desigualdades de género se acentúan y también ahora se suman muchos efectos de la Pandemia en las Mujeres.


No cabe duda que se requiere avanzar en un nuevo contrato social que considere enfoques y estrategias para ‘desfeminizar’ la prestación de los cuidados. En esta línea, el concepto de economía del cuidado, próximo a la ética del cuidado, contribuye a un cambio sustantivo en lo que se ha dado en llamar la economía no monetizada, que incluye la producción de la mayoría del cuidado directo e indirecto, realizado principalmente por las mujeres en los hogares y entidades sin ánimo de lucro: alimentación de la familia, recreación, talleres de oficio para las mujeres del barrio, talleres y asistencia ante situaciones de violencia, acompañamiento en el cuidado de la salud de sus hijas/os, vestimenta, en algunos casos una fuente de trabajo para ellas mismas, entre otros.


En base a diagnósticos realizados en el marco del proyecto “Ciudades y territorios que cuidan: sistemas locales de cuidado con enfoque de género, coordinado por SUR Corporación (Chile)” se proponen lineamientos para avanzar en la corresponsabilidad de género en los cuidados, y se desatacan estrategias para una distribución más justa y equitativa de las responsabilidades de cuidados desde una perspectiva de géneros y de derechos:


Los servicios comunitarios barriales pueden ser una excelente estrategia, debido a que contribuyen a socializar el cuidado por fuera del ámbito privado del hogar. Sin el acompañamiento de una política pública distributiva que mejore sus condiciones laborales, la “colectivización de los cuidados”, con su eje en lo comunitario, vulnera y sobrecarga otra vez más a las más empobrecidas.


Es importante puntualizar que, desde una perspectiva de igualdad de género, es clave reconocer, hacer visible y revalorizar el trabajo de cuidados para el bienestar de las sociedades; redistribuir, de manera más justa y equilibrada, el trabajo de cuidados no remunerado y las responsabilidades domésticas entre mujeres y hombres; así como reducir la carga de trabajo no remunerado, apoyando y dando una mejor cobertura a las necesidades básicas del cuidado, desde un enfoque de derechos. Para esto se requiere democratizar, es decir, redistribuir la oferta de los cuidados entre el Estado, el mercado, la comunidad y las familias; desmercantilizar la experiencia del cuidado (cambiar el concepto de “quien puede pagar, puede acceder”); y desfeminizar, deconstruir los roles de género haciendo del cuidado una opción, incluir en la protección social a quienes presten cuidados no remunerados , e incluir también La ciudad cuidadora, que implica espacio público y movilidad segura para las mujeres. Como factores necesarios para el cuidado.


Las principales recomendaciones derivadas de los referidos diagnósticos desarrollado por las organizaciones de la Red Mujer y Hábitat de América Latina y el Caribe para la construcción de sistemas locales de cuidados desde una intervención conjunta que aúna voluntades y coordine diversos actores y niveles de gestión, tomando como base los enfoques de género y derechos humanos son:

  • Realizar acciones de sensibilización sobre el derecho al cuidado y la corresponsabilidad social y de género, dirigidas a actores de los sectores involucrados en las políticas de cuidados;

  • Elaborar diagnósticos de necesidades y posibles soluciones a los déficits de cuidados (tanto de quienes cuidan como de quienes reciben cuidados), teniendo en cuenta sus características y puntos de partida;

  • Generar espacios de articulación institucional entre actores locales, que permitan implementar acuerdos sobre políticas que consideren los niveles de descentralización y escala de cada territorio;

  • Producir y facilitar instrumentos para potenciar/empoderar a las organizaciones de la sociedad civil mediante la transferencia de recursos y de capacidad de iniciativa para resolver déficits de cuidados a nivel comunitario;

  • Promover acuerdos con el sector académico a nivel territorial, generando conocimiento sobre los cuidados, y situándolo en la agenda pública;

  • Establecer un diálogo con el nivel nacional del Estado, que aporte sustentabilidad a las acciones o políticas locales de cuidados.

  • Construir ciudades seguras.

  • Crear o fortalecer a través de leyes un sistema de información estadístico que establezca mediciones periódicas de la distribución del tiempo de trabajo no remunerado con enfoque de género.

  • Crear Políticas públicas con asignaciones presupuestales para sistemas nacionales y locales de cuidado.

  • Propiciar procesos que promuevan el Cambio cultural incorporando a los hombres y a la sociedad en general en la distribución de los cuidados.

Para avanzar en la igualdad de género es vital la construcción de sistemas integrales de cuidados para el logro del empoderamiento de las mujeres y su autonomía y un elemento clave para la recuperación socioeconómica. La crisis puede transformarse en una oportunidad para fortalecer las políticas de cuidados en ciudades y territorios desde un enfoque sistémico e integral, incorporando a todas las poblaciones que requieren cuidados, articulando con las políticas económicas, de empleo, salud, educación y protección social, sobre la base de la promoción de la corresponsabilidad social y de género y considerando aspectos como la dotación de equipamiento, cuidados provistos por el hogar y la comunidad, así como cuidados provistos por instituciones públicas, y donde se reconozca, la compleja situación de las cuidadoras en el territorio.



Versión en inglés (English version)

Concept Note on of -Care Systems- from the Perspective of the -WOMEN AND HABITAT LATIN AMERICAN AND CARIBBEAN NETWORK-


All people require care at some point in our lives, since there are various situations that can affect their own situation of independence at this level, compromising social, economic and affective survival. In this sense we can speak of a right to care, particularly for children and adolescents, the elderly and / or sick and dependent (due to disability, for example), to which are added situations that require special public attention for structural reasons: poverty and marginality, gender violence, discrimination, migratory or asylum status, ethnicity, rurality or diversity.


To meet the needs of care in everyday life, a social and gender co-responsibility approach is required. Approach that involves the role of national and local governments, in coordination with civil society and women's organizations, especially in relation to the provision of public services and economic reactivation actions, aimed at promoting inclusion and urban and territorial equality as guiding principles of sustainable policies based on a new model of social organization of care, that recognizes the rights of both those who receive and those who provide care.


The implementation of a social and gender co-responsibility of care, would free up the time that mostly women dedicate to unpaid domestic and care work, would contribute to the expansion of their economic autonomy, and to make changes in the sexual division of labor, pillar of gender inequality, particularly in lower-income households in which, due to the overload of care demands, gender inequalities are accentuated and also now many effects of the Pandemic on Women are added.


There is no doubt that progress is needed on a new social contract that considers approaches and strategies to 'defeminize' care delivery. In this line, the concept of care economy, close to the ethics of care, contributes to a substantive change in what has been called the non-monetized economy, which includes the production of the majority of direct and indirect care, carried out mainly by women in households and non-profit entities: family feeding, recreation, workshops for women in the neighborhood, workshops and assistance in situations of violence, accompaniment in the health care of their children, clothing, in some cases a source of work for themselves, among others.

Based on diagnoses carried out within the framework of the project "Cities and territories that care: local care systems with a gender focus, coordinated by SUR Corporación (Chile)" , guidelines are proposed to advance gender co-responsibility in care, and strategies for a fairer and more equitable distribution of care responsibilities from a gender and rights perspective are highlighted:


Neighborhood community services can be an excellent strategy because they help socialize care outside the private sphere of the home. Without the accompaniment of a distributive public policy that improves their working conditions, the "collectivization of care", with its axis in the community, violates and overloads again the most impoverished.


It is important to point out that, from a gender equality perspective, it is key to recognize, make visible and revalue care work for the well-being of societies; to redistribute, in a fairer and more balanced way, unpaid care work and domestic responsibilities between women and men; as well as to reduce the burden of unpaid work, supporting and giving better coverage to the basic needs of care, from a rights-based approach. For this, it is necessary to democratize, that is, to redistribute the supply of care between the State, the market, the community and families; de-commodify the experience of care (changing the concept of "who can pay, can access"); and defeminize, deconstruct gender roles by making care an option, includes in social protection those who provide unpaid care, and also includes the caring city, which implies public space and safe mobility for women. As necessary factors for care.


The main recommendations derived from the aforementioned diagnoses, developed by the organizations of the Women and Habitat Network of Latin America and the Caribbean, for the construction of local care systems from a joint intervention that brings together wills and coordinates various actors and levels of management, based on gender and human rights approaches are:

  • Carry out awareness-raising actions on the right to care and social and gender co-responsibility, aimed at actors in the sectors involved in care policies;

  • Develop diagnoses of needs and possible solutions to care deficits (both of those who care and those who receive care), taking into account their characteristics and starting points;

  • Generate spaces for institutional articulation between local actors, which allow the implementation of agreements on policies that consider the levels of decentralization and scale of each territory;

  • Produce and facilitate tools to strengthen/empower civil society organizations through the transfer of resources and initiative capacity to address care deficits at the community level;

  • Promote agreements with the academic sector at the territorial level, generating knowledge about care, and placing it on the public agenda;

  • Establish a dialogue with the national level of the State, which brings sustainability to local care actions or policies.

  • Build safe cities.

  • Create or strengthen through laws, a statistical information system that establishes periodic measurements of the distribution of unpaid work time with a gender focus.

  • Create public policies with budgetary allocations for national and local care systems.

  • Create processes that promote cultural change by incorporating men and society in general in the distribution of care.

To advance gender equality, it is vital to build comprehensive care systems to achieve women's empowerment and autonomy, and a key element for socioeconomic recovery. The crisis can become an opportunity to strengthen care policies in cities and territories from a systemic and comprehensive approach, incorporating all populations that require care, articulating with economic, employment, health, education and social protection policies, based on the promotion of social and gender co-responsibility and considering aspects such as the provision of equipment, care provided by the home and the community, as well as care provided by public institutions, and where recognized, the complex situation of caregivers in the territory.



Sobre el evento


Este panel interactivo reunió a 6 proyectos con apoyo de GRRIPP de los países de Brasil, Chile, República Dominicana, India y Zimbabue para discutir "Género, cuidado y medios de vida en tiempos de crisis". Participaron del mismo referentes de sindicatos liderados por mujeres, organizaciones de base y ONG que defienden los derechos de las mujeres trabajadoras informales, cuidadoras y comunidades afrodescendientes que luchan por sobrevivir en tiempos de crisis. El seminario se centró en cómo las diversas organizaciones resisten los riesgos y desastres cotidianos, y las estrategias que han implementado para producir el cambio social. También debatimos sobre cómo interrumpen las crisis y los desastres en el trabajo reproductivo, y cómo se organizan y resisten las comunidades frente a esos eventos extremos para sostener sus medios de vida.




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